Santo Domingo DN, –La frase del exponente urbano Mariachi Budda, “El deseo de pertenecer pone al débil a desvariar”, encierra una verdad profunda y dolorosamente actual.
En una sociedad dominada por las apariencias, muchos caen en la trampa de querer impresionar, de vivir por encima de sus posibilidades solo para obtener aceptación o proyectar una imagen de éxito.
El problema no está en aspirar, sino en confundir la ambición con la imitación. Ajustarse al presupuesto personal, vivir con autenticidad y reconocer los propios límites no es señal de debilidad, sino de madurez. Fingir lo que no se puede sostener conduce al agotamiento, la frustración y, finalmente, a la pérdida del respeto propio.
La vida no premia la apariencia, sino la coherencia. Por eso, más que aparentar pertenecer, lo verdaderamente valioso es construir nuestro lugar desde la verdad, el esfuerzo y la serenidad de vivir conforme a nuestra realidad social y económica.
En tiempos donde todo parece medirse por lo que se muestra, ser auténtico es el verdadero acto de rebeldía.
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